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La Movida Madrileña. El “galleguito”, la Reina del Pop y los Pegamoides

Diseño sin título (17)

La Movida Madrileña fue una explosión de color, movimiento y desahogo en el que la extravagancia, la genialidad y el humor salían a pasear por los antros más bochornosos de Madrid y se exhibía en los escenarios entre luces de neón. Quién nos iba a decir que más de cuarenta años después volveríamos a deleitarnos con una nueva entrega de los mejores éxitos de aquellos años de la Transición en los que había una España que construir y una cultura que derruir. Sin más dilación, pasamos a presentar los hits que retornan para desordenar este tiempo caótico que nos ha tocado vivir.

 

La puerta de Alcalá

Comenzamos con un clásico de la Movida, y es que, ¡quién no iba caer prendado de la candente luz de la Gran Vía!, ¡quién no perdería la razón ante esta ciudad abierta y cosmopolita! ¡Quién no iba a enamorarse a primera vista de esa majestuosa edificación situada en la plaza de la independencia entre Alcalá, Alfonso XII, Serrano y Salustiano Olózaga! ¡Quién no iba a tiritar ante aquella puerta que parece dar acceso al viajero, a tan pocos metros del paradisíaco parque de El Retiro! La fuente de Cibeles la acompaña, pero no le roba un ápice de gloria. Lugar de anclaje, en el umbral de la ciudad, ni dentro ni fuera, un amago imperecedero de quien cree poder tenerlo todo. La promesa de la puerta de Alcalá es altiva y engreída, más valdría al foráneo tenerlo siempre presente.

¡Cuánta historia pesa sobre su piedra, cuántas remodelaciones, cuántas reformas, y sigue en pie para el que llega de lejos! Pero, ay, cuidado, “galleguito”[1], que llegas y te deslumbran las luces de la ciudad pues en estas puertas siempre hay un retén que permite o no permite el paso. Los portazgueros vigilan muy de cerca a aquel que se cree que ha dado con “su” ciudad. Y un día, “galleguito”, te encuentras desayunando con Federico Jiménez Losantos recordando quién te trajo a estas tierras frías y duras de la Meseta Central[2]. La Sierra del Guadarrama no está hecha para aquel que no sabe que Madrid ya tiene dueña y no tarda en hacérselo llegar: “¿qué hace un chico como tú en un lugar como éste?”. Es entonces cuando el hombre de provincia ha de dar marcha atrás, admitir que la Puerta de Alcalá puede ser un muro infranqueable y declarar: “¡vaya, vaya! Aquí no hay playa ¡vaya, vaya!”.

 

La reina del pop

Si hemos visto que nuestro viajero del norte titubea en tierras extrañas y da un paso hacia adelante y otro hacia atrás sin entender cuál es el ritmo de la Movida, aquí tenemos a la persona que contra todo pronóstico lleva la batuta en este movimiento. El ritmo lo pone ella. Al fin y al cabo, no olvidemos que cuenta con un nada desdeñable presupuesto con el que poder mantener alegres y contentos a sus corifeos, ahora llamados derecha mediática, y otros tantos empresarios que no dudan en aceptar un trato del todo ventajoso y unas medidas que dan rienda suelta a su “libertad”.

La reina del pop es aclamada entre cañas y tapas, la reina del pop es aplaudida allá donde va, aparece en los escenarios, siempre dispuesta, siempre sonriente, siempre con un “sí” en los labios. Es la reina del pop. Pide y te dará. Desea y se te concederá. Pero ¿qué ocurre cuando un manto de batas blancas cubre las calles porque prometió a diestro y siniestro y se olvidó de lo fundamental? ¿Qué ocurre cuando aquélla que es capaz de bailar sobre la tumba de los líderes de su propio partido, y no digamos ya de la de los demás, que se hizo con la cabellera del mismo Pablo Iglesias, tiene ante sí el reclamo de una Sanidad Pública que está herida de muerte y no hay SUAP ni médico que la atienda (quizá con suerte consiga ver a un especialista si cuenta con un ordenador, una conexión WiFi y una sesión de ZOOM)?

Está claro. Responderá con contundencia a la altura del cargo que ostenta, no vacilará, no dudará: “No quiero más dramas en mi vida sólo comedias entretenidas”. Sánchez “se ha convertido en el Le Pen de la izquierda europea”. “Deja de quejarte sin descanso. Es aburrido. Y, ¿de qué sirve? Piensa que el futuro sigue en blanco, que nada está escrito, que todo es posible”. “Esto no va meramente de sanidad, esto va de política izquierdista y de la promoción de un boicot”[3].

No importa cuán hiperventilada sea la declaración, más aún, contra más extravagante, hiperbólica e histriónica se presente a la opinión pública mejor para la reina del pop que no duda como sí lo hace el “galleguito”. “¿Qué más da? Si todo es mentira ¿Qué más da? Deja que me ría ¿Qué más da? Si al final el día ¿Qué más da? Va a acabar igual”.

Determinada sigue hacia adelante. Y cuando todo el universo de la farándula se deshace como el trampantojo que siempre fue y deja visible a los que han quedado atrás, cuando el humo de los escenarios se disipa y las luces de neón se funden porque la fiesta siempre tiene un fin, la reina del pop se deshace en una enorme sonrisa, cuando le preguntan por la necedad de su quehacer responde sin miramientos: “¿A quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le importa lo que yo diga? Yo soy así, así seguiré, nunca cambiaré”.

Y, aunque sí que importe, y mucho, así llegará al despacho de la planta séptima de Génova 13 y quién sabe si la fulgurante reina del pop acabará firmando autógrafos en el complejo de La Moncloa.

 

Chica, vete a tu casa, hoy no podemos jugar

La Movida trajo tantas cosas…, tantos ritmos, colores y desparpajo, tanto individualismo, capitalismo y narcisismo… La Movida fue un espectáculo maravilloso cuyos despojos hubo que recomponer, porque a la euforia le llega siempre su fin, porque la Puerta de Alcalá cierra sus portones, porque hace frío, porque el Estado de Bienestar no cabe en sus estribillos, porque los hijos de Warhol han de crecer.

Ojalá pudiéramos contonear nuestras caderas eternamente a ritmo de Gabinete Caligari, Loquillo o Radio Futura, ojalá este cementerio no fuera tan serio como ha resultado ser. Ojalá que los LPs de Enrique Urquijo no tuvieran la cara B que finalmente tuvieron. Y ojalá que el amor por la moda juvenil no termine en un divorcio complicado con niños por medio. Hoy los electroduendes deambulan irreconocibles y en los huesos por las callejuelas más inhóspitas de un Madrid imperturbable. Hoy la Bruja Avería espera impaciente que le den cita para ser operada en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos.

Con todo, la Movida y sus “espectros” pasarán, como siempre ocurre, y la Puerta de Alcalá permanecerá insondable impidiendo el paso a más de un despistado. Esperemos que tras la extravagancia atolondrada no quede un erial y hayamos de entonar el clásico “hoy no me puedo levantar” tirados en algún Cadillac solitario. Haremos lo posible para que no sea así, en cualquier caso, ya saben…, “yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid”.

 

[1] Como ustedes comprenderán, a una servidora no se le ocurriría emplear de una forma tan peyorativa y altanera un gentilicio tan bello como es “gallego”, esta ocurrencia proviene de quien fuera vicepresidente segundo del Gobierno de España: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/espana/2022/11/07/ayuso-cierra-filas-feijoo-ante-ultimo-ataque-iglesias-tu-galleguito-enteras-manda-derecha-pais-mandamos-madrid/00031667816876074293819.htm

[2] “Se le trajo para que no hiciera lo de Casado, y está haciendo lo mismo. A este paso no heredas”, declaró textualmente Federico Jiménez Losantos en esRadio el viernes 28 de octubre ante un inminente acuerdo que supondría la renovación del CGPJ (https://esradio.libertaddigital.com/c.php?op=radio.search&segment_id=1701496&num=2).

[3] Quizá en el “boicot” también incluya este dato: “La Comunidad de Madrid es la región europea en la que más disminuyó la esperanza de vida con respecto a 2019, con una caída de 3,5 años. Bajó de 85,8 a 82,3 años. El segundo puesto lo comparten la región italiana de Lombardía y Castilla-La Mancha, donde el descenso ha sido de 2,8 años” (https://www.newtral.es/esperanza-de-vida-pandemia/20220509/).

O este otro: “Solo destina el 10,7% de su inversión sanitaria a los centros de salud y se sitúa muy por debajo de la media (14%), según la Estadística de Gasto Sanitario Público 2020” (https://cadenaser.com/nacional/2022/11/09/madrid-es-la-comunidad-que-menos-prioriza-el-gasto-en-atencion-primaria-cadena-ser/).

O quizá este último que habla del auge de los seguros privados: “Por comunidades autónomas, son Madrid (2.567.365 asegurados), Cataluña (2.514.324) y Andalucía (1.835.876), por este orden, las que cuentan con más personas con un seguro contratado” (https://www.epe.es/es/sanidad/20221109/sanidad-publica-privada-78281941).

¿Boicot de quién?

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